
El libro pone énfasis en el marcado carácter masculino y juvenil de la violencia; la mayor parte de detenidos y condenados son hombres menores de 30 años, un dato constante a lo largo de los siglos. El aspecto más atrevido es que el autor propone que los jóvenes utilizan sus rituales violentos para liberar la tensión que les producen las generaciones anteriores, que están en posesión de la mayor parte de bienes y riquezas, limitando o impidiendo el acceso a las mismas por parte de sus hijos o nietos. Para asegurarse la sumisión de los jóvenes, el sistema judicial les aprieta las tuercas especialmente a ellos mientras la prensa y la literatura exageran la peligrosidad de las infracciones juveniles justificando la mano dura con ellos y reclamando más.
Las actuales circunstancias, y esto ya es un añadido mío, parecen darle la razón al libro: mientras las generaciones maduras de la actualidad disfrutan o han disfrutado hasta hace muy poco de acceso a la vivienda, generosas jubilaciones anticipadas, prestaciones sociales aceptables y contratos laborales en condiciones dignas, ofrecen a la juventud un futuro de explotación laboral y exclusión social, poniendo la venda antes que la herida y demonizando y criminalizando cualquier tipo de protesta, real o hipotética, por su parte. A pesar de la represión cada vez mayor, es probable que en estas circunstancias el repunte de la violencia juvenil en las últimas décadas que comenta el autor vaya a más en los próximos tiempos y sirva como cortina de humo para desviar la atención de los delitos de cuello blanco, en realidad mucho más perjudiciales y dañinos, y sin embargo mucho menos temidos por la mayoría de la población.
Más información:
http://zonaliteratura.com/index.php/2010/12/06/a-proposito-de-una-historia-de-la-violencia-de-robert-muchembled/
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/28750/Historia_de_la_violencia
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