Una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad (Joseph Goebbels)

martes, 30 de diciembre de 2014

El consumo de la utopía romántica de Eva Illouz



No solo las escritoras de novela rosa escriben sobre el amor. El romanticismo es también el tema favorito de la socióloga marroquí Eva Illouz; en El consumo de la utopía romántica, un ensayo de 1997 que no fue no traducido al español hasta 2009 a raíz del éxito de Intimidades congeladas, de la misma autora, realiza un estudio a partir de entrevistas a personas de orígenes y profesiones diversas preguntándoles sobre su idea de lo romántico. Los entrevistados de orígenes más humildes resultan tener imágenes muy estereotipadas del amor, mientras que aquellos de nivel económico y cultural más alto tienden a distanciarse más de las rosas rojas y las cajas de bombones en forma de corazón; las conclusiones extraídas de las encuestas se entremezclan con el análisis de los contenidos de las revistas dirigidas al público femenino y con una breve historia de la evolución del galanteo y de las citas para encontrar pareja durante los últimos algo más de cien años, que es la antigüedad aproximada que tiene el flirteo tal y como los entendemos ahora. 


Con la generalización de la vida en la ciudad, muchas jóvenes solteras trabajan, viven de forma un poco más independiente y empiezan a ser cortejadas por sus admiradores en locales públicos, dejando atrás los matrimonios concertados, salvo en las familias aristocráticas, y también las visitas de los galanes en las casas particulares bajo la atenta mirada de las madres de las chicas.

Esta presunta mayor libertad, no obstante, no reduce el papel que juega el dinero en el emparejamiento; los pretendientes con más posibles pueden llevar a sus enamoradas a locales más vistosos y ofrecerles entretenimientos más sofisticados. Echarse una novia empieza a ser un lujo que no todos pueden permitirse; paradójicamente, la mayor igualdad entre los sexos de las últimas décadas no ha impedido que los esquemas del capitalismo hayan penetrado más profundamente en todo el campo de las relaciones sentimentales. Las revistas femeninas, de hecho, son buena prueba de ello al hablar del amor y las intimidades en términos cada vez más de empresa, ensalzando la eficacia, la competitividad o la rapidez a la hora de elegir al candidato más adecuado ola importancia de ser un buen gestor de tiempos y recursos para mantener la ilusión en la pareja. Pero curiosamente, a pesar del pragmatismo empresarial difundido por la prensa, el tópico del amour fou, del flechazo y de la oposición entre amor e interés sigue muy presente en las personas encuestadas. Son contradicciones propias del capitalismo, de la mercantilización de muchos aspectos de la vida y del mundo de la publicidad, que no hacen ninguna excepción en el terreno de las relaciones íntimas, sino más bien todo lo contrario.

Más información:


martes, 23 de diciembre de 2014

Liquidación por derribo de Lucía Etxebarría


Tal vez algunos tengan la imagen de Lucía Etxebarría, probablemente una de las escritoras más polémicas y con mayor número de detractores (también de seguidores) de nuestro país, como miembro de una generación de burgueses nihilistas que en los años 90 se miraban el ombligo relatando las juergas nocturnas, promiscuidad, flirteos con las drogas y demás frivolidades suyas y de sus amigos para llamar la atención de la prensa. Confieso que yo mismo compartía esa imagen y su obra me producía un profundo desinterés hasta que leí un artículo que circulaba a toda velocidad por Internet a pesar de, o más bien gracias a, un intento de censura, tal vez real o tal vez exagerado por la propia autora: La infanta es tonta y analfabeta, a pesar de su incendiario título, iba mucho más allá de la transgresión facilona y exponía uno de los más graves casos de corrupción institucional que hemos sufrido en los últimos tiempos con un lenguaje llano, directo, que hace compatible la total seriedad con el sentido del humor, curiosamente templado y desde luego de una irreprochable sensatez, que es lo que desborda por los cuatro costados el ensayo Liquidación por derribo, del cual el ya célebre artículo sobre la infanta forma parte.

La propia autora declara en el prólogo que no es especialista en economía ni en sociología y que existen obras más densas y de mayor calado que pueden explicar la situación en la que el mundo occidental, y especialmente nuestro país, se encuentra en la actualidad. Liquidación por derribo solamente pretende, que no es poco, condensar esa información pensando en un lector no habitual del ensayo sesudo ni experto en estas cuestiones; esto no significa revestirla de sensacionalismo en búsqueda de la comercialidad ni mucho menos rebajar ni simplificar contenidos. El punto más fuerte del libro es, de hecho, la serenidad con la que se transmite un mensaje rotundo; y es que la indignación no tiene por qué, ni debe, ser incompatible con la reflexión.

Los diferentes capítulos abordan uno por uno los principales problemas de la España actual: los privilegios de la Iglesia Católica, de la monarquía y de la casta política, una democracia y una justicia secuestradas por el bipartidismo, una cultura de la corrupción muy arraigada en la sociedad, una gestión suicida y fraudulenta de los recursos públicos, un modelo de crecimiento económico insostenible, y una polarización respecto a la cuestión de la unidad del estado frente al derecho a la autodeterminación que no lleva más que a un choque de trenes insensato que, como tantas otras cuestiones, beneficia a los intereses particulares partidistas en perjuicio de los de la mayoría.

El libro, además, no se limita a regodearse en la queja y el victimismo sino que pone los puntos sobre las íes acerca de cómo todos o casi todos hemos colaborado para crear esta situación insostenible; tampoco deja de transmitir una cierta esperanza: no estamos tan mal como se dice, se puede vivir sin un montón de cosas que la espiral consumista nos hace ver como indispensables, y,aunque realmente estuviéramos así de mal, la frustración y el miedo sólo sirven para paralizarnos e impedir que lleguemos a ningún sitio.

Naturalmente, se pueden poner pegas a Liquidación por derribo: hay algunos errores un tanto de bulto que sorprenden en una obra que ha pasado por filtros y revisiones editoriales (por ejemplo afirmar que el ayuntamiento de Madrid depende de la comunidad autónoma del mismo nombre), redunda en una excesiva automortificación que está perjudicando mucho a nuestro país al no hacer demasiado hincapié en la importante responsabilidad que tienen la banca alemana y otras instituciones extranjeras en la situación que atravesamos actualmente e incidir en el tópico de la supuesta superioridad de la cultura protestante, y por otra parte la indiscutible egolatría de la autora, que aprovecha cualquier ocasión para hablar de sus experiencias personales y las de sus amigos, le lleva a plantear algunos problemas desde un punto de vista algo sesgado, como cuando confunde los desahucios (es decir, que te expulsen de la vivienda en la que vives habitualmente) con la pérdida de una segunda residencia. No obstante, esto no impide que estemos ante una invitación a la reflexión que, precisamente por venir de un personaje más o menos popular, puede convertirse en una obra divulgativa clave que desde aquí recomiendo tanto a fans como a detractores de Etxebarría.

Más información:

https://www.youtube.com/watch?v=MvqFT6PN3uI 
http://joseluisregojo.blogspot.com.es/2013/03/liquidacion-por-derribo-lucia-etxebarria.html 

miércoles, 17 de diciembre de 2014

23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo de Ha-Joon Chang


Ha-Joon Chang es lo menos parecido a un perroflauta; es un economista que declara que el capitalismo, al igual que la democracia, es el peor sistema que existe con la excepción de todos los demás, y al que en otro tiempo se habría considerado políticamente como más próximo a la derecha que a la izquierda convencionales. Pero, curiosamente, su defensa del capitalismo lo acaba acercando a muchas posiciones defendidas por lo que la prensa suele llamar grupos “radicales” o “antisistema”. Y es que, según Chang, al igual que según otros muchos, lo que desde posiciones liberales nos venden como dogmas esenciales del capitalismo tienen en realidad muy poco que ver con la esencia del sistema capitalista, o al menos tal sistema entendido como un modelo económico que pueda llevar a la prosperidad, el empleo y la mejora de las condiciones de vida de la mayoría de la población mundial.

El autor se cuestiona lugares comunes como que las grandes empresas estén globalizadas, que estemos en la “sociedad del conocimiento”, que la economía de un país pueda estar basada en los emprendedores, que el control estatal impide o ralentiza el crecimiento, o que los países pobres lo son debido a la supuesta pereza o falta de espíritu emprendedor de su población. Para Chang las llamadas multinacionales no son tales sino empresas con una nacionalidad muy determinada; la economía sigue estando basada en la producción y es un disparate plantearse el intercambio de información o el desarrollo de patentes como motor financiero en un país sin tejido productivo; la supuesta revolución de Internet y las tecnologías de la información no existe, puesto que la red es poco más que un nuevo medio para vender y comprar productos y los cambios sociales que ha generado no pasan por el momento de ser superficiales; el control estatal bien aplicado favorece el crecimiento, mientras que la desregulación lo impide o crea burbujas que lo ponen en serio peligro a medio y largo plazo; los microcréditos y el “emprendizaje” tan de moda ahora pueden servir para resolver casos individuales y concretos pero es absurdo e inviable plantear que todo el mundo se convierta en emprendedor puesto que el capitalismo necesita por definición una mayoría de población asalariada; de hecho, los países pobres o “emergentes” lo son porque no existe tejido productivo y la mayoría de la población está obligada a ser emprendedores; y largo etcétera.

Así hasta un total de 23 mentiras repetidas hasta la saciedad por medios de comunicación y políticos en los últimos treinta años, en las que se basa el modelo que ha llevado al mundo al colapso económico y que los gobiernos europeos debían haberse planteado antes de permitir la deslocalización de fábricas con el consiguiente aumento del desempleo, o al menos plantearse en la actualidad en lugar de proponer que la solución está en el espíritu emprendedor individual, el nuevo gran mito de nuestro tiempo.

Más información:

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/13/economia/1326470186.html

miércoles, 10 de diciembre de 2014

El riesgo de vivir de Enrique González Duro


El psiquiatra y autor de varios libros Enrique González Duro adopta una mirada muy escéptica alrededor de las nuevas adicciones y peligros de la sociedad actual. En muchos medios de comunicación es fácil leer artículos supuestamente científicos que equiparan el excederse en las compras o en el juego con la adicción al alcohol. De hecho, incluso actividades que forman parte esencial de la vida humana como la comida o el sexo son susceptibles de convertirse en adicciones de carácter patológico que deben ser curadas mediante terapias y grupos de ayuda que prácticamente clonan el método de Alcohólicos anónimos. 

El autor comienza cuestionándose el axioma ampliamente difundido en la prensa del alcoholismo como enfermedad y la conveniencia de tildar al alcohólico de enfermo, puesto que esta catalogación es mucho más moral que científica y no está demostrado que resulte eficaz para solucionar el problema. De hecho, los grupos de autoayuda consideran esta presunta enfermedad como incurable; el adicto lo será toda su vida y nunca debe bajar la guardia en su objetivo de mantener una abstinencia absoluta. La más mínima exposición a la sustancia o conducta que genera el comportamiento adictivo supondrá una recaída de fatales consecuencias y el tener que comenzar el proceso prácticamente de cero (la falsedad de esta premisa ha sido comentada ya en 50 grandes mitos de la psicología popular). Al transferir este esquema desde el abuso del alcohol a otras actividades, como el sexo, se evidencia lo moralista de la terapia, que se centrará en discernir entre el buen y el mal sexo y que además suele ir ligada a la práctica de la religión.

El libro, que vio la luz en 2005 y que resulta un tanto reiterativo, puesto que todas las terapias de las distintas adicciones siguen esquemas muy similares, viene a ser en buena medida una crítica a la tendencia de la psicología conductista a limitarse a buscar que los pacientes corrijan los comportamientos que puedan resultar inconvenientes para la sociedad, pero sin interesarse por las causas de los mismos ni por la problemática particular del paciente, que pasa a ser considerado un "adicto" igual a cualquier otro. El autor es especialmente implacable además con la presunta adicción a Internet, a la que niega de manera bastante rotunda la condición de problema en sí; en todo caso, la Red sería un nuevo medio en el que desarrollar las conductas compulsivas.

Más información:

http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Gonz%C3%A1lez_Duro

jueves, 4 de diciembre de 2014

El poder de la estupidez de Giancarlo Livraghi

Basta con encender la televisión para darse cuenta de que vivimos rodeados de estupidez, y los resultados de las elecciones en prácticamente todos los países prueban igualmente que la necedad mueve y dirige el mundo. Sin embargo, nadie parece atreverse a ponerle el cascabel al gato y apenas existen acercamientos al tema, ya sea desde un punto de vista divulgativo o académico. Una de las pioneras en afrontarlo fue la simpar ensayista Esther Vilar, la autora del incendiario El varón domado, que en los años 80 público El encanto de la estupidez, no muy diferente en concepto del libro que nos ocupa aquí e incluso más completo por abordar también el problema de la estupidez en la vida íntima y de pareja; no obstante, se trata de una obra descatalogada y este también interesante y más reciente ensayo de Giancarlo Livraghi, que vio la luz en 2010, puede ser bastante más fácil de localizar para el lector.

Se trata de una obra dispersa, estructurada en diferentes temas y áreas del conocimiento pero pensada para ser leída en cualquier orden, por lo que se puede intuir que es de fácil lectura pero que carece de progresión, limitándose a dar vueltas en torno a unos axiomas básicos, como el principio de Peter o las no tan conocidas leyes de Cipolla, otro investigador de la estupidez humana. Como es natural, el tema es abordado con sentido del humor, lo cual no significa que el autor no sea muy consciente de las dimensiones y la gravedad de un problema frecuentemente subestimado. De hecho, el impacto de la estupidez repercute en todos nosotros y es un error ver el asunto desde fuera cuando todos caemos más de una vez en sus redes.

Se echan en falta ejemplos concretos de situaciones, ideas y comportamientos estúpidos, quedando la duda de si se han eliminado para mayor brevedad del texto o para evitar el autor comprometerse. Pero sí se da un buen número de citas y referencias bibliográficas para quien desee profundizar en el conocimiento de la estupidez.

He aquí un fragmento del libro:

...resulta aún más grave cuando la función básica de una organización es proporcionar ora información, ora entretenimiento. A pesar de las hipócritas declaraciones que afirman lo contrario, son muchas las personas de la industria de la comunicación que creen que el público es estúpido. Consideran que deben adormecer a sus lectores, oyentes y espectadores, como tontos que son, con banalidades en las que priman las noticias superficiales, la retórica pomposa y el sensacionalismo barato.

...En ese círculo vicioso hay una especie de reciprocidad. El juego lo juegan las dos partes; a veces deliberadamente, con mayor frecuencia, no, sino de modo involuntario. Nos tratan como a estúpidos, pero sabemos que los estúpidos son ellos, de forma que veamos cómo podemos divertirnos y entretenernos con la estupidez, porque ahí no encontraremos nada serio; y si lo hallamos, será aburrido o deprimente.

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