Una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad (Joseph Goebbels)

viernes, 27 de junio de 2014

La cultura norteamericana contemporánea de Marvin Harris

Leer cualquier cosa de Marvin Harris, el padre de la antropología moderna, es uno de los mejores antídotos posibles contra la estupidez. Sus libros sobre las costumbres de tribus remotas son tal vez más famosos pero en esta ocasión aplica el mismo análisis a la sociedad de su tiempo. Si el libro era totalmente certero en su momento (1981) con los años se ha vuelto profético.

Con gran sencillez, Harris nos va explicando por qué cada vez tenemos que pagar cada vez más caros muchos servicios y productos a medida que empeora su calidad, por qué la administración pública es cada vez menos eficiente, y por qué en las empresas privadas el despilfarro y la inutilidad son todavía mayores, temas de la más rabiosa actualidad. Y muestra a continuación la conexión directa entre esta evolución económica y los cambios sociales de las últimas décadas: la menor eficiencia y mayor derroche por parte de los servicios públicos y de las empresas privadas genera inflación, que a su vez se traduce en pérdida de poder adquisitivo debido a la cual el salario del padre deja de ser suficiente para mantener el nivel de vida de su familia; la mujer se ve obligada a trabajar fuera de casa y por lo tanto a plantearse si tiene sentido seguir aguantando un rol y a un marido sexistas; el movimiento feminista y el aumento del número de divorcios por lo tanto viene a ser consecuencia y no causa del hecho de que la mujer haya tenido que salir a trabajar fuera, y la liberación gay es otro efecto colateral de ese mismo cuestionamiento de los roles sexuales. Por último, el libro explica también el auge de todo tipo de sectas, no como una búsqueda de la espiritualidad, sino como una simple mercantilización del territorio de lo espiritual o paranormal, hasta entonces monopolizado por la iglesia tradicional. Mucho y muy rico contenido condensado en pocas páginas.

Más información:

http://francisco-ortiz.blogspot.com/2009/04/marvin-harris-la-cultura-norteamericana.html

miércoles, 18 de junio de 2014

Intolerancia cero de Santiago Illescas

Siempre pienso en este libro cuando voy a coger un avión y tengo que quitarme el abrigo, el cinturón, la cartera, el reloj, a veces los zapatos, tirar el agua, sacar el ordenador y abrirlo si lo llevo ... no sabe uno si va a entrar a una puerta de embarque o a un campo de concentración; y la humillación todavía va a ir a más cuando instalen las máquinas que directamente nos desnuden para comprobar que no somos un peligro para la seguridad del vuelo. Un amigo mío que creció en la antigua Alemania del Este me decía que en general se siente más controlado y vigilado ahora que en los tiempos de la dictadura. Supongamos que fuera cierto que todos los controles, cámaras de vigilancia y cacheos a los que nos sometemos habitualmente sirvan para disuadir a algún peligroso terrorista, cosa un tanto dudosa; aún así, ¿vale la pena el precio que estamos pagando? ¿que todos seamos tratados como posibles delincuentes y que los actos más cotidianos sean sometidos a procedimientos de seguridad propios de situaciones de máximo riesgo?

Este es el tema de Intolerancia cero. Denuncia la tendencia al morbo y al escándalo de los medios de comunicación, que sacan de quicio las noticias de sucesos para ganar audiencia creando una alarma social que los políticos oportunistas intentan rentabilizar creando normas restrictivas y contraproducentes. Y además hace algo mucho más importante: informar sin sensacionalismo de los datos reales de delincuencia que sufrimos en España, que son de los más bajos del mundo, y de la elevada tasa de población carcelaria que tenemos, absolutamente desproporcionada con los delitos que se cometen. Tenemos un sistema penal de los más restrictivos de los países llamados democráticos, mientras que los medios de comunicación se empeñan en dar la imagen de que las leyes son excesivamente suaves.

He aquí una muestra del libro, que es un tanto reiterativo pero ameno y claro:

La suposición de que la delincuencia aumenta y es cada vez más grave, estimulada por los medios de comunicación y firmemente arraigada en la representación colectiva, se mantiene sólida a lo largo del tiempo, al margen de la evolución real de las tasas delictivas. (...) Es como si, en materia de delincuencia, atendido el alarmismo existente y lo que se considera "políticamente correcto", estuviera vedado cualquier dato positivo, y necesariamente, contra toda información "científica" disponible, cualquier apreciación sobre el delito tuviera que ser pesimista, para que resulte coherente con las creencias colectivas.Enlaces con más información:http://www2.criminologos.net/uploads/766/240/Recensin_In-tolerancia_cero.pdf
http://www.revistaprotesis.com/2011/09/in-tolerancia-cero-santiago-redondo.html

jueves, 12 de junio de 2014

La economía no existe de Antonio Baños


Lo que me motivó casi inmediatamente a leer este libro es que su autor lo define como un libelo. Mientras las universidades lanzan publicaciones llenas de citas de referentes ilustres y bibliografías kilométricas en siete idiomas que dan una apariencia de seriedad para camuflar la falta de ideas y de personalidad del autor, Antonio Baños pone las cartas sobre la mesa: la principal fuente de este libro es el simple sentido común y lo que se recoge en él es lo que cualquier persona con una cierta capacidad de raciocionio podría concluir por sí mismo si no estuviéramos mediatizados y con el cerebro lavado por telediarios, páginas web y periódicos que hablan de Moody's y del IBEX 35 como si fueran la Biblia. Esta conclusión es que la economía no es una ciencia, sino una tomadura de pelo de no más credibilidad que la astrología o el tarot; yo lo compararía también con la frenología, una pseudociencia muy en boga en el siglo XIX según la cual ilustres médicos muy cultos de la época llegaban a conclusiones sobre la personalidad de los sujetos y las enfermedades que podían padecer observando los rasgos de su cara. He aquí uno de los más certeros párrafos del libro:

“Imaginemos que una persona enferma acude a un centro de salud y le dicen: ‘Uy, madre. Sus síntomas se deben a diversas y complejas causas que pueden ir desde un cáncer a un resfriado; desde la rubeola a la inflamación de la próstata. Primero hay que ver la evolución de los macrosíntomas, las respuestas que produzca su cuerpo; sólo entonces podremos elaborar planes de choque’. El paciente está preocupado, acude al hospital, y allí le hacen unos análisis: ‘Nuestra previsión -le dice el analista- es que le quedan dos días. Perdón, las expectativas son ahora optimistas: calculamos tres años de vida. Bueno, hoy hemos revisado nuestra previsión a la baja y de hecho creemos que ya debería estar muerto’. Se me afeará el ejemplo diciendo que no se puede comparar la medicina con la economía. La primera es una ciencia seria, que mantiene su prestigio por su capacidad de alargar vidas, y en eso les doy la razón. Ahora bien, si la economía no es una ciencia, si no puede curar los males que ella misma crea, si no puede prever el resultado de lo que propone como solución o terapia, ¿qué tipo de disciplina es? (¿y para qué sirve?).


Puesto que queda claro que se trata de un conocimiento vagamente sistemático y profundamente esotérico, que a veces acierta y otras no, y que encuentra siempre una explicación plausible a cualquier resultado que se produzca, no es mucho lo que diferencia a un economista de un astrólogo. De hecho, la economía podría llegar a ser una ‘ciencia’ si se limitara a ser una ciencia forense. Porque nos explica de qué ha muerto el tipo, pero pocas veces acierta a salvarlo. En economía, como en una barbería de barrio, hay multitud de voces. Voces a todas horas, que expresan todas las opiniones posibles. Esta proliferación de voces sólo garantiza que alguna de ellas acabará teniendo razón, salvando así la credibilidad general de la barbería.”

El libro es un poco errático, repite muchas ideas y le faltaría estar algo más estructurado para ser más contundente. Pero algunos puntos están muy bien explicados, como que la estructura actual del trabajo está directamente inspirada en la esclavitud, con la diferencia de que al menos los esclavos antiguos eran conscientes de su condición, o que la base del capitalismo es la existencia de una gran bolsa de pobreza y de desempleo para poder tirar de los salarios a la baja. Pero por encima de todo, es un libro ameno y lleno de sentido del humor; aparentemente ligero pero seguramente mucho más serio y riguroso que los libros "sesudos" que nos intentan vender las maravillas del liberalismo. El autor se anticipa a la posible queja de que no proponga ninguna alternativa al sistema que tanto critica, sentenciando muy acertadamente que ese no es su trabajo pero que hay personas que sí cobran mucho dinero por mejorar supuestamente el mundo y no lo hacen.