Una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad (Joseph Goebbels)

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Another year de Mike Leigh

Hoy toca hablar de cine y voy a comentar el que fue mi estreno favorito el año 2011. Mike Leigh es, entre los que yo conozco, el director de cine actual que mejor estudia la cuestión de la felicidad; a veces estamos tan metidos en nuestras pequeñas cosas cotidianas que los árboles no nos dejan ver el bosque y nos olvidamos  de que nuestro objetivo en la vida es ser felices. A esa misma conclusión está llegando últimamente la literatura científica que gira en torno a la llamada inteligencia emocional, y también lo tienen clarísimo los personajes de las dos últimas películas de Leigh, Happy go lucky y esta Another year.

Happy go lucky trataba de una joven maestra sin grandes ambiciones más allá de disfrutar de lo que la vida le iba ofreciendo en cada momento; al principio el personaje podía parecer atolondrado o un tanto exasperante, pero la película iba revelando con calma que bajo esa apariencia se escondía una chica inteligente y dispuesta a pasárselo bien con la ayuda de algunas personas y a pesar de la presión ejercida por otras con un concepto sobre la vida más exigente, más cerrado, más convencional o tal vez sencillamente más estúpido. Another year, otra preciosa película aunque más dura que la anterior, muestra a un matrimonio con una filosofía bastante similar; como contrapunto aparece una compañera de trabajo de la mujer, desesperada ante su falta de amigos y su nulo éxito con los hombres, que se deben a su propia actitud negativa y egoísta, así como a su falta de respeto por sí misma. Probablemente Mike Leigh nunca ha frecuentado chats de Internet, de hacerlo hasta él mismo se sorprendería de cómo ha clavado el perfil de muchísimas personas que, sin ser conscientes de ello la mayor parte de las veces, entran en una espiral autodestructiva que los hace incapaces de aprender de la cordialidad y la sencillez de las personas felices que las rodean, limitándose a intentar vampirizarlas y generando por lo tanto el rechazo de las mismas. 

El cine de Mike Leigh consigue un enorme naturalismo al basarse en muchas sesiones de ensayo en las que los actores colaboran en la creación de sus personajes y sus diálogos, por lo que dan la sensación de no ser intérpretes profesionales y de estar viendo un documental y no una ficción. 

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