Una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad (Joseph Goebbels)

miércoles, 10 de diciembre de 2014

El riesgo de vivir de Enrique González Duro


El psiquiatra y autor de varios libros Enrique González Duro adopta una mirada muy escéptica alrededor de las nuevas adicciones y peligros de la sociedad actual. En muchos medios de comunicación es fácil leer artículos supuestamente científicos que equiparan el excederse en las compras o en el juego con la adicción al alcohol. De hecho, incluso actividades que forman parte esencial de la vida humana como la comida o el sexo son susceptibles de convertirse en adicciones de carácter patológico que deben ser curadas mediante terapias y grupos de ayuda que prácticamente clonan el método de Alcohólicos anónimos. 

El autor comienza cuestionándose el axioma ampliamente difundido en la prensa del alcoholismo como enfermedad y la conveniencia de tildar al alcohólico de enfermo, puesto que esta catalogación es mucho más moral que científica y no está demostrado que resulte eficaz para solucionar el problema. De hecho, los grupos de autoayuda consideran esta presunta enfermedad como incurable; el adicto lo será toda su vida y nunca debe bajar la guardia en su objetivo de mantener una abstinencia absoluta. La más mínima exposición a la sustancia o conducta que genera el comportamiento adictivo supondrá una recaída de fatales consecuencias y el tener que comenzar el proceso prácticamente de cero (la falsedad de esta premisa ha sido comentada ya en 50 grandes mitos de la psicología popular). Al transferir este esquema desde el abuso del alcohol a otras actividades, como el sexo, se evidencia lo moralista de la terapia, que se centrará en discernir entre el buen y el mal sexo y que además suele ir ligada a la práctica de la religión.

El libro, que vio la luz en 2005 y que resulta un tanto reiterativo, puesto que todas las terapias de las distintas adicciones siguen esquemas muy similares, viene a ser en buena medida una crítica a la tendencia de la psicología conductista a limitarse a buscar que los pacientes corrijan los comportamientos que puedan resultar inconvenientes para la sociedad, pero sin interesarse por las causas de los mismos ni por la problemática particular del paciente, que pasa a ser considerado un "adicto" igual a cualquier otro. El autor es especialmente implacable además con la presunta adicción a Internet, a la que niega de manera bastante rotunda la condición de problema en sí; en todo caso, la Red sería un nuevo medio en el que desarrollar las conductas compulsivas.

Más información:

http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Gonz%C3%A1lez_Duro

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