Una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad (Joseph Goebbels)

miércoles, 23 de julio de 2014

Mamut de Lukas Moodysson


Pues sí, en los libros está casi todo, pero mediante imágenes se pueden contar también muchas cosas, sobre todo en películas como las de Lukas Moodysson, un ecléctico director sueco al que se puede acusar de cualquier cosa menos de trepa. Tras debutar en 1998 con una película de relativo éxito internacional para los parámetros del cine europeo, Fucking Amal, se ha permitido el lujo de ir haciendo las películas que le ha apetecido, como Lilya 4ever (2002), posible candidata a película social más dura y triste de la historia, o la experimental Un agujero en mi corazón (2004). Su salto al cine de primera división con estrellas internacionales fue este Mamut (2009), un estudio de la globalización a través de una serie de personajes de orígenes y posiciones sociales diversos: un acomodado matrimonio norteamericano apenas pasa tiempo con su hija por lo mucho que les absorbe su actividad profesional; la niña es en la práctica criada por la asistenta y niñera filipina, que a su vez ha tenido que dejar en su país a su hijo: un tanto abandonado a su suerte, el pequeño podría caer en las redes de los pederastas que viajan a países asiáticos en busca de turismo sexual, una actividad en la que también acabará incurriendo el marido del matrimonio, que pretende redimir a una chica que ejerce la prostitución en Tailandia aunque al final acabará por ser simplemente uno más de sus clientes.

Moodysson muestra que las relaciones entre los países llamados desarrollados y los que se encuentran en vías de desarrollo son conflictivas, que la globalización elimina las fronteras para la expansión de los negocios pero las barreras para el bienestar y los derechos humanos siguen existiendo, que los mecanismos del capitalismo y de la compraventa de cualquier cosa, incluidas las personas, actúan tanto sobre los ricos como los pobres, y sobre todo que la relación entre los habitantes de uno y otro mundo están marcadas por una desigualdad que no debe ser ignorada ni se le debe quitar importancia, ya que la ingenuidad sólo contribuye a perpetuarla. No obstante, la película es sutil y cada espectador puede sacar sus propias conclusiones; no se trata de dar la respuesta correcta, sino de plantear preguntas eludiendo los planteamientos más trillados a la hora de abordarlas, así como cualquier estridencia o subrayado.

Más información:

http://www.elcultural.es/noticias/CINE/597/Lukas_Moodysson-_Ricos_y_pobres_vivimos_en_un_mundo_muy_frustrante

http://peliculas.labutaca.net/mamut

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