Una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad (Joseph Goebbels)

jueves, 22 de enero de 2015

El desconocido del lago de Alain Guiraudie



En esta reciente muestra del cine gay francés de bajo presupuesto, la más elemental lógica y sentido común o cualquier otro tipo de sentido brillan por su ausencia, dando al traste con una película que, como otras que comento en esta sección de Resbalones, tiene puntos de interés: el mundo más bien deshumanizado de encuentros fugaces y sexo rápido en una playa nudista gay se retrata de forma realista y comedida, sin moralizar pero tampoco sin idealizar nada. Todo aceptable hasta que el protagonista, que ha tenido un flechazo que no es correspondido porque su hombre tiene ya un compañero de juegos, se queda una noche en la playa espiando a su amor platónico y contempla impávido cómo éste ahoga a su amante en el agua. No solamente no intenta impedirlo, sino que miente a la policía para proteger a su objeto de deseo y sigue igual de interesado o más en convertirse en su siguiente ligue, y quién sabe si en su siguiente víctima.

En principio podría pensarse que estamos ante un remake gay de un thriller clásico francés, El carnicero, de Claude Chabrol, o, si nos ponemos, de Instinto básico. Pero este tipo de películas se basan en la ambigüedad, el prota no debe saber desde el principio que su objeto de deseo es un asesino y luego, cuando empieza a tener indicios de ello, ha establecido con el sospechoso un lazo emocional sustentado por las carencias de ambos y por una cierta forma de comunicación que se ha establecido entre ellos: eso es lo que le da la gracia a la historia. Pero en El desconocido del lago, como el título indica el protagonista se siente atraído por alguien a quien no conoce y por el que siente una atracción puramente sexual, lo cual no es obstáculo para que ni se inmute cuando le ve asesinar a alguien a sangre fría y siga deseando ir a su encuentro. ¿No es consciente del peligro que corre? ¿Es un suicida? ¿Es un enfermo? ¿Es rematadamente imbécil? ¿Es un pene con patas? ¿Algún espectador puede comprender a este personaje? ¿Se puede sostener una historia en él? Para más inri hay un inspector que investiga el caso y que lo único que hace es pasearse a solas por entre los gays en busca de ligue, sin ir armado ni de día ni de noche aunque no deja de prevenir acerca del asesino que anda suelto; ¿también busca que lo maten o es que está pensando si cambiar de acera y sumarse a la fiesta que hay a su alrededor?

Ante tanto despropósito, no es de extrañar que lo más o lo único interesante del relato sea el personaje secundario de un bañista que no se acerca al agua, se limita a mirar al horizonte y más que sexo busca entre el ligoteo un lugar donde su inmensa soledad no le haga sentirse incómodo, dándole a la película los únicos momentos en los que se sale de la bidimensionalidad y los estereotipos.  

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