El
gran público lo conoce como una voz antiguamente habitual en
los debates en los medios de comunicación en torno a la legalización
de las drogas, pero Antonio Escohotado es licenciado y profesor de
filosofía y ha escrito varios libros técnicos relacionados con su
especialidad. No obstante, la fama la ha obtenido con su Historia
de las drogas (1989), una ambiciosa recopilación de gran
parte del saber en torno a esta cuestión en formato enciclopédico
con varios tomos. Para hacer esta magna obra más accesible al
público, el propio autor publicó un resumen de la misma,
la Historia elemental de las drogas en 1996. El uso
de sustancias que alteran la percepción es tan antiguo como el
hombre, y a lo largo de las diferentes épocas y culturas su función
oscila entre el chamanismo, la medicina y el disfrute personal; la
historia más reciente se centra en la aparición de todo tipo de
estupefacientes sintéticos y en la lucha contra el tráfico de las
sustancias prohibidas.
De
clara intención divulgativa, el libro sustenta además una tesis no
enunciada de forma explícita en ningún momento pero muy clara a lo
largo de todo el texto, no tanto a favor de la legalización como en
contra de la prohibición. El libro fue escrito en la época en la
que estaba ya cayendo por su propio peso la distinción entre drogas
blandas y duras, que nunca estuvo basada en ningún criterio
científico. También está más que cuestionado el concepto del
presunto adicto a las drogas, como exponen especialistas en
psiquiatría como González
Duro; la
figura del drogadicto como enfermo y víctima sería según
Escohotado, y también según muchos médicos, una creación cultural
derivada de la prohibición y una profecía autocumplida de los
prohibicionistas, puesto que la lucha contra la droga, lejos de ser
una consecuencia, sería la auténtica causa del problema de la
drogadicción. Sin prohibición no habría muertos por sobredosis,
adulteración con el correspondiente riesgo para el consumidor,
enormes recursos del estado policiales, judiciales y penitenciarios
dedicados a la lucha contra el tráfico ilegal... ni tampoco un
enorme negocio para las mafias dedicadas a dicho tráfico. El autor
no llega a sugerir que los responsables políticos estén
consintiendo dicho lucro, o tal vez beneficiándose directa ni
indirectamente de él, pero probablemente el libro llevará a muchos
lectores a reflexionar y hacerse preguntas en ese sentido.
El
hecho de que el debate en torno a la legalización de las drogas
parezca estar olvidado y cerrado, si bien podríamos decir que en
falso, en los medios de comunicación, debería ser un acicate para
conocer y valorar las tesis de Escohotado, indudablemente uno de los
autores que más se ha preocupado por esta cuestión.
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