Tal
vez algunos tengan la imagen de Lucía
Etxebarría,
probablemente una de las escritoras más polémicas y con mayor
número de detractores (también de seguidores) de nuestro país,
como miembro de una generación de burgueses nihilistas que en los
años 90 se miraban el ombligo relatando las juergas nocturnas,
promiscuidad, flirteos con las drogas y demás frivolidades suyas y
de sus amigos para llamar la atención de la prensa. Confieso que yo
mismo compartía esa imagen y su obra me producía un profundo
desinterés hasta que leí un artículo que circulaba a toda
velocidad por Internet a pesar de, o más bien gracias a, un intento
de censura, tal vez real o tal vez exagerado por la propia autora: La
infanta es tonta y analfabeta, a pesar de su incendiario título, iba
mucho más allá de la transgresión facilona y exponía uno de los
más graves casos de corrupción institucional que hemos sufrido en
los últimos tiempos con un lenguaje llano, directo, que hace
compatible la total seriedad con el sentido del humor, curiosamente
templado y desde luego de una irreprochable sensatez, que es lo que
desborda por los cuatro costados el ensayo Liquidación por derribo,
del cual el ya célebre artículo sobre la infanta forma parte.
La
propia autora declara en el prólogo que no es especialista en
economía ni en sociología y que existen obras más densas y de
mayor calado que pueden explicar la situación en la que el mundo
occidental, y especialmente nuestro país, se encuentra en la
actualidad. Liquidación por derribo solamente pretende, que no es
poco, condensar esa información pensando en un lector no habitual
del ensayo sesudo ni experto en estas cuestiones; esto no significa
revestirla de sensacionalismo en búsqueda de la comercialidad ni
mucho menos rebajar ni simplificar contenidos. El punto más fuerte
del libro es, de hecho, la serenidad con la que se transmite un
mensaje rotundo; y es que la indignación no tiene por qué, ni debe,
ser incompatible con la reflexión.
Los
diferentes capítulos abordan uno por uno los principales problemas
de la España actual: los privilegios de la Iglesia Católica, de la
monarquía y de la casta política, una democracia y una justicia
secuestradas por el bipartidismo, una cultura de la corrupción muy
arraigada en la sociedad, una gestión suicida y fraudulenta de los
recursos públicos, un modelo de crecimiento económico insostenible,
y una polarización respecto a la cuestión de la unidad del estado
frente al derecho a la autodeterminación que no lleva más que a un
choque de trenes insensato que, como tantas otras cuestiones,
beneficia a los intereses particulares partidistas en perjuicio de
los de la mayoría.
El
libro, además, no se limita a regodearse en la queja y el victimismo
sino que pone los puntos sobre las íes acerca de cómo todos o casi
todos hemos colaborado para crear esta situación insostenible;
tampoco deja de transmitir una cierta esperanza: no estamos tan mal
como se dice, se puede vivir sin un montón de cosas que la espiral
consumista nos hace ver como indispensables, y,aunque realmente
estuviéramos así de mal, la frustración y el miedo sólo sirven
para paralizarnos e impedir que lleguemos a ningún sitio.
Naturalmente,
se pueden poner pegas a Liquidación
por derribo:
hay algunos errores un tanto de bulto que sorprenden en una obra que
ha pasado por filtros y revisiones editoriales (por ejemplo afirmar
que el ayuntamiento de Madrid depende de la comunidad autónoma del
mismo nombre), redunda en una excesiva automortificación que está
perjudicando mucho a nuestro país al no hacer demasiado hincapié en
la importante responsabilidad que tienen la banca alemana y otras
instituciones extranjeras en la situación que atravesamos
actualmente e incidir en el tópico de la supuesta superioridad de la
cultura protestante, y por otra parte la indiscutible egolatría de
la autora, que aprovecha cualquier ocasión para hablar de sus
experiencias personales y las de sus amigos, le lleva a plantear
algunos problemas desde un punto de vista algo sesgado, como cuando
confunde los desahucios (es decir, que te expulsen de la vivienda en
la que vives habitualmente) con la pérdida de una segunda
residencia. No obstante, esto no impide que estemos ante una
invitación a la reflexión que, precisamente por venir de un
personaje más o menos popular, puede convertirse en una obra
divulgativa clave que desde aquí recomiendo tanto a fans como a
detractores de Etxebarría.
Más información:
https://www.youtube.com/watch?v=MvqFT6PN3uI
http://joseluisregojo.blogspot.com.es/2013/03/liquidacion-por-derribo-lucia-etxebarria.html
Más información:
https://www.youtube.com/watch?v=MvqFT6PN3uI
http://joseluisregojo.blogspot.com.es/2013/03/liquidacion-por-derribo-lucia-etxebarria.html
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