A medio camino entre el
ensayo científico y el teológico, el biólogo Richard Dawkins mata
varios pájaros de un tiro en esta ambiciosa reivindicación del
ateísmo: en primer lugar desmonta la consideración del
creacionismo, sea con ese nombre o bajo el eufemismo de diseño
inteligente, como una teoría científica alternativa a la evolución
y la selección natural, exponiendo con brillante claridad que el
creacionismo no puede ser ciencia puesto que supone un rechazo de
todos y cada uno de los principios más básicos del pensamiento
científico. La selección natural, como cualquier otra teoría
científica, no es perfecta y sus posibles huecos son objeto continuo
de revisión y cuestionamiento, a diferencia del creacionismo, que se
considera ya acabado y no acepta ninguna heterodoxia, lo cual
evidencia su carácter acientífico. Además, El espejismo de Dios
denuncia la manipulación interesada del pensamiento y de las
sentencias célebres de muchos hombres de ciencia ateos, como
Einstein, a los que el revisionismo histórico intenta mostrar como
creyentes. Las noticias aparecidas en tiempos recientes acerca de la
mal llamada partícula de Dios, cuyo nombre popular, goddamn particle
(maldita partícula), fue oportunamente transformado en
god particle, vienen a dar la razón a Dawkins.
Pero tanto dentro como
fuera del campo de la ciencia, el libro incita a los no creyentes a
salir del armario, abandonar el eufemismo vacío de contenido de
llamarse agnósticos y atreverse a reconocerse abiertamente ante sí
mismos y ante los demás como ateos. Las principales iglesias
interpretarán como intolerancia la reivindicación de Dawkins de
acabar con los privilegios y excepciones que se conceden ante la
cuestión religiosa, poniendo el dedo en la llaga en cuestiones como
por qué se permite la objeción de conciencia por motivos religiosos
y se deniega por otras causas, o por qué se reconoce el derecho de
los padres a educar a sus hijos en su religión y apuntarlo en ella,
cuando las leyes prohíben la inscripción de menores de edad en
partidos políticos o en cualquier otra organización que implique
unas creencias o una ideología determinada.
Respecto a la supuesta
necesidad de la religión para construir una sociedad con valores, el
autor expone como ejemplo la historia de Abraham, uno de los grandes
patriarcas de la cultura judeocristiana, dispuesto a planear el
asesinato de su hijo de corta edad para complacer a Dios, y se
pregunta qué tipo de lectura moral o constructiva se puede obtener
de una historia tan horrible, extrapolando la misma conclusión
respecto a muchos otros pasajes de la Biblia y de otros libros
sagrados. Expone asimismo que la selección natural, en contra de lo
que muchas veces se ha difundido, puede explicar el comportamiento
altruista y la ayuda mutua entre los individuos.
La pasión y vehemencia
de El espejismo de Dios pueden verse como uno de sus puntos fuertes o
débiles, según se mire; algunos lectores podrán echar en falta
cierta comprensión y un análisis más sosegado acerca de las causas
por las que muchas buenas personas no se atreven a dejar de
considerarse creyentes, algo que podría haber aumentado el impacto
de la obra entre los lectores menos militantes y convencidos de
antemano, pero para ello tendrán que buscarse otro libro. Este
constituye, no el más erudito ni comedido, pero sí uno de los más
vehementes, completos y rotundos tratados sobre ateísmo que se
pueden encontrar en las bibliotecas, lo cual no es poco.
Más información:
http://es.wikipedia.org/wiki/El_espejismo_de_Dios
http://www.youtube.com/watch?v=KFuUzl0Yf5k
Más información:
http://es.wikipedia.org/wiki/El_espejismo_de_Dios
http://www.youtube.com/watch?v=KFuUzl0Yf5k
No hay comentarios:
Publicar un comentario